jueves, 16 de febrero de 2012

Valentine’s chokoretto

Este fic viene del blog de jumping to my heart y es de los que pones tu nombre y el del jump que te gusta. Amo tanto estos fics 8(>w<)8

Valentine’s chokoretto.




Autor: Inuyka



- Sigo sin saber que hacer… - suspiré.


- Pues no sé Haruki… - me dijo Daiki – de verdad que te ayudaría a preparar el chocolate, pero si te ayudo, seguro que se acaban quemando.


- Ya… por eso no te he pedido ayuda.


- ¿Ayuda para qué? – dijo Yabu chillando mientras entraba en clase, tenía ese don para llamar la atención.


- Eh… na-nada – dije yo. Una cosa es que me hubiera mentalizado de darle chocolate al chico que me gustaba en San Valentín y declararle mi amor, que por cierto sería como el de centenares de chicas que estaban enamoradas de Yabu, y otra muy distinta es que se enterase ya.


- Nada, que Haruki no sabe como preparar bombones para San Valentín – le contestó Daiki como si nada. ¡Yo le mataba! Ya se enteraría en cuanto Yabu se alejase un poco.


- ¿Vas a preparar bombones para San Valentín? Pensaba que no era tú estilo…


- No, pero este año me hacía ilusión.


- ¿Hay alguien que te guste?


- ¡No! – exclamé yo. Vale, si antes nos miraba casi toda la clase por como había gritado Yabu, ahora sí lo hacía… - Es para los amigos – dije yo más tranquila.


- ¿Yo tendré? – pregunto Yabu con ilusión.


- Claro que sí, ambos tendremos – le contestó Daiki - ¿Verdad Haruki? – dijo mientras hundía su dedo índice en mi mejilla.

Yo solo le sonreí mientas en mi mente pasaban miles de ideas para torturarlo. Esa me las pagaría…

- Pues… volviendo al tema, yo puedo ayudarte a preparar el chocolate.


- ¿Tú…? ¿Sabes cocinar?


- Te sorprendería. El gran Yabu sabe hacer de todo – dijo con tono victorioso mientras alguna chica que estaba detrás suyo suspiraba embobada por él.


- Igualmente, da igual gracias, creo que lo intentaré hacer sola – Si le iba a preparar unos bombones a él para San Valentín no quería que justamente él me ayudase.


- ¿Estas rechazando mi oferta? – dijo él ofendido.


- Es que verás… -empecé a decir mientras mi cabeza buscaba alguna idea mínimamente creíble – lo haré por la noche, y no irás a mi casa a pasarte toda la noche cocinando, ¿verdad?


- A mi no me importaría.


- Entonces, no hay problemas. – Intervino Daiki. Ya era la segunda vez en la mañana que no me ayudaba para nada. – Seguro que le haces un favor a Haruki.

Yo iba a quejarme, negarme y algo más pero alguien llamó a Yabu por el pasillo y él fue más rápido al despedirse.

- ¡Vale! Pues, hoy después de cenar me paso por tu casa y te ayudo ¿vale? – Intenté aprovechar la respuesta retórica, pero volvió a ser más rápido - ¡Hasta luego! – y desapareció.


- Bueno… creo que también me iré – dijo Daiki con claras intenciones de huir.


- ¡Ah no! ¡Arioka Daiki, tú te quedas conmigo y me explicas que pretendías! – dije yo furiosa.


- ¿No está claro? Te ayudo a que estés a solas con él, para que te declares y eso…


- ¿No acordamos que me declaraba mañana? San Valentín no es hoy.


- Haruki, piénsalo. Yabu es muy popular, mañana va a tener cientos de chocolates y estará súper solicitado, además conociéndote seguro que tienes algún imprevisto y no puedes acabar el chocolate o algo. Mañana no es un buen, día para declararse. Como decía mi padre, ¡no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy!


- Ay… Daiki no sé que voy a hacer contigo… - me era imposible enfadarme más de cinco segundos con él. Y además aunque yo no quisiera aceptarlo, en el fondo sabía que tenía algo de razón.

El solo sonrió, y luego me hizo señas para que me girase, el profesor acababa de entrar con intención de empezar la clase.

Las clases pasaron más rápido de lo normal, y por la tarde fui al centro con Daiki para comprar los ingredientes, y de paso un modelito, que según Daiki “dejaría anonadado a Yabu en cuanto me viese” aunque un poco exagerado para mi gusto, solo tenía que ir con ropa de ir por casa, iba a cocinar…


La tarde pasó aún más rápida, por no hablar de la cena. A las diez ya estaba yo sentada en el sofá exasperada intentando mirar la televisión mientras no paraba de dar golpecitos con mis dedos sobre la mesita del comedor. Por suerte, antes de hacer un agujero alguien llamó a la puerta, no se necesitaba ser un experto para saber que era Yabu así que me levanté rápidamente y fui a abrir.

- ¡Hola! – dijo él con una sonrisa.


- ¡Hola! Pasa – le dije yo apartándome y dejándole pasar.


- Toma, he traído unos moldes muy típicos de… - empezó a decir pero se quedó callado a mitad de la frase.


- ¿Qué pasa? – pregunté yo confundida.


- Nada, la ropa. Nunca te había visto así vestida. Como siempre vamos en uniforme… - Vale, Daiki había acertado en algo, hice una nota mental en la que tenía que agradecerle la idea de la ropa.


- Es que por la tarde he salido con Daiki a dar una vuelta…


- ¿Y con él te vistes así? Cuando has ido conmigo fuera del colegio vas con uniforme…


- Es que… - intenté excusarme, la verdad estaba comprobando recientemente que no se me daba muy bien.


- ¿No será para él que quieres hacer los bombones? – dijo algo apenado.


- ¡No, no! Es que es nuevo, y quería estrenarlo. Tranquilo que tú también tendrás bombones.

– Al decir eso la sonrisa volvió a su cara.

Fuimos hasta la cocina, nos pusimos los delantales y empezamos a cocinar.

Sorprendentemente Yabu era todo un experto, se sabía de memoria la receta y parecía que lo hubiese estado haciendo toda la vida. Aunque no le dejé hacer mucho, me hacía ilusión prepararlos yo misma; además, quedaba un poco feo que le regalase al día siguiente unos bombones que había hecho él mismo…

- Vale, y ahora solo falta ponerlos en el molde y al congelador lo que queda de noche.


- Al final ha sido más rápido de lo que pensaba. Gracias Yabu, sin ti seguro que no conseguía acabarlo a tiempo.


- ¿Por qué me sigues llamando Yabu? Llámame por mi nombre.


- ¿Por el nombre? Si nadie te llama así.


- Tú puedes. – yo me quedé en silencio, ¿Cómo respondía yo a eso? - Bueno, yo te digo por el nombre también. Y a Arioka lo llamas por su nombre…


- Está bien, gracias por todo Kota – ¿me lo había parecido a mí o lo último que había dicho sobre Daiki lo había hecho con algo de rencor?


- Mejor así…

Fui a buscar los moldes bajo la atenta mirada de Yabu, bueno Kota, encontrándome con dos tipos de moldes. Unos en forma de estrella y otros en forma de corazón. Iba a preguntarle el porqué de dos modelos tan distintos, pero antes de girarme Kota ya estaba justo detrás de mí sosteniéndolos también.

- Las estrellas son para los amigos, las estrellas simbolizan la amistad y el corazón… bueno, para el chico que te guste.


- Pero si Kota, te he dicho que sólo eran para…


- Haruki eso no se lo cree nadie – dijo serio de repente – los bombones de San Valentín solo se hacen si hay alguien que te guste.


- … - simplemente no supe que contestarle. Era el momento perfecto para declararme, solo tenía que decir algo como “Vale, los del corazón serán para ti” o “Me gustas” pero simplemente no pude.


- No hace falta que me digas quien es. Sólo úsalos.


- Está bien… - dije yo suspirando, al fin y al cabo se los daría mañana, me lo había prometido.

Acabamos de hacer los bombones sobre la una de la noche. Invité a Kota a dormir, ya que era muy tarde para volver solo a casa, pero él insistió en que debía volver, así que no pude hacer nada para convencerle. Solo le pedí que en cuanto llegase a su casa me mandara un mensaje.


Y así lo hizo, al cabo de 22 minutos de haberse ido recibí un mensaje suyo. “Ya estoy en casa, sano y salvo ;D Gracias por preocuparte. Suerte mañana con los bombones. ¡Por cierto quiero mi parte! ¡No te olvides!”


Sonreí desde la cama al leerlo, realmente Kota me gustaba mucho.

- Ojala y que todo vaya bien mañana – susurré antes de caer dormida.


Al día siguiente, 14 de febrero me levante a las 6 de la mañana. Tuve que ponerme más de tres veces el despertador antes de oírlo, pero lo había conseguido, estaba despierta y en la cocina acabando de decorar los bombones y ponerlos en las cajas.


Al final Daiki tendría su ración de bombones de la amistad, seguro que se alegraba mucho y más sabiendo lo mucho que le gustan los dulces.

Llegué a la escuela diez minutos antes de empezaran las clases, definitivamente lo de llegar pronto no era mi fuerte…

Cuando entré visualicé rápidamente a Daiki en el mismo lugar que siempre, en el pupitre de detrás de mí.

- ¡Hola! – exclamé yo alegremente


- ¡Feliz San Valentín!


- ¿Quién está más emocionado de los dos? - pregunté divertida por su actitud entusiasta.


- Yo por supuesto. ¿Qué tal ayer? ¿Y mis bombones?


- Ayer bien, los bombones salieron muy bien, pero nada más. ¡Ah! – dije sacando una pequeña caja verde de bolsa donde levaba los bombones – Toma los bombones que sobraron.


- Ignoraré la parte de “que sobraron” – dijo mientras abría la cajita. - ¡Ala! ¡Son estrellas! Tienen muy buena pinta.


- Pues espera a probar el sabor porque están… - dije yo presumiendo.

Daiki empezó a comérselos felizmente, mientras las chicas de nuestro alrededor empezaban a cuchichear sobre nosotros, básicamente porque las oía, estaban a dos mesas de nosotros.

- Mira Shibata, Haruki le ha traído bombones a Arioka… - dijo una chica de pelo corto llamada Akane.


- Ya lo he visto… entonces ¿sí están saliendo?


- Supongo – volvió a decir Akane – entonces, es una rival menos para los bombones de Yabu…


- Y yo que pensaba que estaba súper coladita de Yabu…


- Yo también. Por cierto Akane, ¿dónde está Yabu?

- Ignóralas – me dijo Daiki, al parecer él también las había estado escuchando.


- Pero tienen razón, ¿dónde está?


- Supongo que hoy es uno de los días en que llega tarde, ¿Tú sabes cuantos regalos tiene que esquivar? Al pobre le van a salir caries de tantos bombones…

Daiki tenía razón… ¿realmente tenía alguna opción de que mis sentimientos fuesen correspondidos? ¿Qué tenía yo que no tuviesen todas esas chicas que estaban locas por Kota? Lo único que me diferenciaba de ellas eran los rasgos occidentales… Bueno y que ahora no le llamaba Yabu, sino por su nombre Kota.

- Pero no te desanimes Haruki. – me dijo Daiki al verme sumida en mis pensamientos. – Tú eres muy cercana a él, y seguro que le gustas también.


- No me voy a rendir ahora Daiki, tomé mi decisión y me voy a declarar – dije segura de mí misma, aunque no estaba tan segura de que a la hora de la verdad todo saliese como quería.

La clase empezó como siempre a las ocho en punto y Kota no llegó hasta cinco minutos pasada esa hora.


Intenté saludarlo en toda la hora, pero no me dirigió la mirada ni una sola vez, parecía que estaba evitándome, bueno a mí a toda mujer ya que en cuanto la clase acabó salió corriendo por la puerta, después de recibir los bombones de dos chicas de la clase y no apareció hasta dos horas más tarde.


Durante la hora de la comida intenté acercarme a él, pero todo el rato estaba con chicas que le regalaban bombones, cartas y otros regalos. Yo quería hablar con él, pero a solas y si estaba siempre acompañado y acosado no podía…


“No pasa nada, es lo que tiene ser un chico popular” decía Daiki cada vez que me veía al borde del ataque de histeria.


La hora de clase de después de comer tampoco daba muchas señales de vida, el profesor llegaba tarde, pasaban más de 10 minutos de la hora en que empezábamos, pero Kota tampoco no aparecía.


Me cansé y saqué el móvil para utilizar mi ultimo recurso, Kota siempre contestaba los mensajes al instante.


“¿Dónde estás? El profesor aún no ha llegado, estas a tiempo de entrar en clase”


Tal y como me imaginaba contestó a los pocos segundos “No creo que vaya, hoy está siendo un día bastante movido. En la azotea se está bien, el aire es muy fresquito”

- Está en la azotea – le susurré a Daiki.


- ¿Vas a ir? Seguro que está solo…


- ¿Debería?


- Claro, es tu oportunidad. Yo te cubro. ¡Corre! Antes de que llegue el profesor.

Me despedí de mi mejor amigo con una sonrisa y después de coger la bolsa con los bombones me dirigí corriendo hacia la azotea. Subí los 4 pisos de dos zancadas y abrí la puerta ruidosamente, haciendo que el único chico que se encontraba allí en ese momento, tumbado sobre un banco, se levantara asustado para ver qué era lo que estaba ocurriendo.

- ¿Haruki? – dijo él sorprendido al verme allí. - ¿Qué haces aquí?


- Te buscaba… Kota – el sonrió al oír su nombre.- Te tengo que dar los bombones de San Valentín.


- ¡Oh! Mis bombones. ¡Ven, ven! – me dijo alegre con señas para que fuera a sentarme a su lado.
- Me sabe mal porque seguro que ya tienes muchos…


- Haruki tus bombones son los únicos que me hacen ilusión, y serán los primeros que me coma.


- ¿De verdad? – dije yo con una sonrisa.


- Cl-claro – dijo él tímidamente. – Por cierto, ¿ya se los has dado al chico que te gusta?


- Aún no… - el contesté bajando la cabeza.


- Pues Haruki tienes que apresurarte o se acabará el día – me regañó – Esto solo tiene gracia si es hoy.


- Lo sé, lo sé. No me sermonees más. - le dije mientras le sacaba la lengua. – Toma tus bombones.

Le di la bolsa con la cajita dentro. Kota la cogió con una sonrisa y sacó la cajita lentamente. Aún con más parsimonia empezó a abrir la caja. Fue en ese momento que me di cuenta de que no había marcha atrás, acababa de declararme involuntariamente y no podía echarme atrás.


Tenía miedo de su reacción, de lo que podía decirme, así que opté por cerrar los ojos y oír su respuesta, pero esta no llegaba. ¿Es que no había abierto la caja? Abrí los ojos y me lo encontré mirando la caja en silencio.

- Eh… Haruki, creo que te has equivocado. Estos son para el chico que te gusta, son los corazones – dijo después de todo el silencio cerrando la caja otra vez y ofreciéndomela.


- No – le dije – esta caja es para ti.


- ¿No te has equivocado? – preguntó y yo negué - ¿Es para mí? – afirmé. – Entonces…


- Yabu me gustas – dije de sopetón. Él solo sonrió.


- Te dije que me llamaras Kota.


- ¿Pero me acabas de escuchar? - ¿Es que no acababa de escuchar mi declaración?


- Sí, pero hazlo con mi nombre. Quiero que solo la chica me gusta me llame por mi nombre, y más si es para decirme algo como que le gusto.

Ahora la que se quedó sin palabras era yo. ¿Había escuchado bien? ¿Y por que la única que estaba completamente inmóvil era yo? Kota estaba abriendo la caja y cogiendo uno de los bombones con forma de corazón para después darle un pequeño mordisco.

- Definitivamente soy un cocinero excelente, ¡están buenísimos! ¿Quieres probar?

Seguía completamente en silencio, pero al menos podía mover mi cabeza arriba y abajo.
Pensaba que me daría uno de esos bombones, pero en vez de eso se acercó él, y en unas décimas de segundo sus labios se había apoderado de los míos.
Su beso era muy dulce, literalmente dulce por el bombón que acababa de comerse.
Movió sus labios lentamente y yo respondí al instante. ¿Eso estaba pasando realmente? ¿Yabu Kota me estaba besando? Cerré los ojos para concentrarme en el tacto de sus labios, pero al cabo de poco se separó un poco para susurrar sobre mis labios.

- ¿Rico el bombón? – Yo le sonreí - ¿Lo dirás ahora? – Me reí antes de contestarle, Kota era un caprichoso.


- Te quiero… Kota.


- Yo también te quiero Haruki – dijo con tono de satisfacción. Había conseguido la frase que tanto quería, pero yo tampoco me podía quejar…



 

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario